Formas de orar con María

El doctor de la Iglesia, San Bernardo de Claraval era conocido por su gran amor a la Virgen María. Él nos dice:

Pide a María con devoción, ella no dejará sin atender tu necesidad, puesto que es misericordiosa, aún más, la madre de la misericordia

María es para nosotros modelo de oración (puedes leer más sobre esto aquí), pero también nos ayuda a orar.

Hay múltiples formas de orar con María, desde las oraciones tradicionales a iconos marianos o incluso cantos; pero siempre hemos de recordar, que cuando nos acercamos a María, ella nos enseña a mirar mejor a su Hijo.

Las oraciones tradicionales

Las oraciones tradicionales encierran en su sencillez una gran profundidad.

El Ave María, sería sin lugar a dudas la primera de ellas:

Dios te salve, María,
llena eres de gracia,
el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén

En la primera parte de la oración recordamos las palabras que el ángel Gabriel le dijo a María (Lc 1, 26-42); reconocemos a María como madre de Dios y mujer del Sí a la voluntad del Padre. La segunda parte es un añadido del siglo XVI, siendo una breve oración de petición en la que se pide la intercesión de María ante Dios.

Otra gran oración tradicional dirigida a María es la Salve:

Dios te salve, Reina
y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos
los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos;
y después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh, clementísima, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!

Se trata de una oración muy antigua (siglo XI). En ella reconocemos a María como Madre de misericordia, como nuestra esperanza. Nos dirigimos a ella con la confianza de hijos y sabiéndonos pecadores pedimos su intersección.

  • Rosario

El rosario, es el nombre de un instrumento y de un ejercicio de oración que se desarrolló en el siglo XII, especialmente entre los cistercienses y cartujos. En el rosario tenían
una forma propia de oración, que llamaban el «salterio mariano». Más tarde el rosario fue fomentado sobre todo por los dominicos, con Santo Domingo a la cabeza, pero también por las demás órdenes religiosas. Los Papas siempre han recomendado esta oración, y es muy apreciada por muchas personas.

San Juan Pablo II compartía en el año 1978:

El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad. En esta plegaria repetimos muchas veces las palabras que la Virgen María oyó del Arcángel y de su prima Isabel.
Palabras a las que se asocia la Iglesia entera. […] En efecto, con el trasfondo de las
Avemarías pasan ante los ojos del alma los episodios principales de la vida de Jesucristo.
[…] Al mismo tiempo nuestro corazón puede incluir en estas decenas del Rosario todos los hechos que entraman la vida del individuo, la familia, la nación, la Iglesia y la humanidad. Experiencias personales o del prójimo, sobre todo de las personas más cercanas o que llevamos más en el corazón. De este modo la sencilla plegaria del Rosario sintoniza con el ritmo de la vida humana

En el rosario, como indicaba Juan Pablo II, vamos profundizando en el misterio de la vida de Jesús de la mano de María. Cada día se dedican a unos misterios:

    • Lunes y Sábado: Gozosos

1. La Encarnación del Hijo de Dios.
2. La Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.
3. El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén.
4. La Presentación de Jesús en el templo de Jerusalén.
5. El Niño Jesús perdido y hallado en el templo.

    • Jueves: Luminosos

1. El Bautismo de Jesús en el Jordán.
2. La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
4. La Transfiguración.
5. La Institución de la Eucaristía.

    • Martes y Viernes: Dolorosos

1. La Oración de Jesús en el Huerto.
2. La Flagelación del Señor.
3. La Coronación de espinas.
4. Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario.
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.

    • Miércoles y Domingo: Gloriosos

1. La Resurrección del Hijo de Dios.
2. La Ascensión del Señor a los cielos.
3. La venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles.
4. La Asunción de Nuestra Señora a los cielos.
5. La Coronación de la Santísima Virgen como Reina de cielos y tierra.

Por cada misterio se reza un Padrenuestro y diez Avemaría. Para conocer en más detalle cómo rezar el rosario puedes ver esta página del vaticano haciendo click aquí.

Contemplación

Otra manera antiquísima de acercarnos a María como madre de Dios y madre nuestra es por medio de la contemplación.
Una gran ayuda para este modo de oración son los iconos, que incluso en la Iglesia de Oriente son considerados sagrados.

El papa Francisco, en el mes de marzo de 2020 rezó ante el icono de la Salus Populi Romani:

Salus Populi Romani - Wikipedia, la enciclopedia libre

La mayoría de estos iconos son anónimos, y son pintados bajo la inspiración del Espíritu Santo en una actitud orante del autor. Esta misma actitud es la que debemos adoptar nosotros ante un icono.

Otro ejemplo de icono mariano es Nuestra Señora de Vladimir: 

Vladimirskaya ikona.jpg

Como en el caso anterior, María esta sosteniendo a su hijo en brazos, envueltos ambos por ese tono amarillo-dorado, signo del Espíritu Santo. Esto nos invita desde un primer momento a invocar al Espíritu para orar con imagen. La propia contemplación hace que dejemos un mayor espacio para que Dios hable, al callarnos nosotros.

Para orar en mayor profundidad con estos iconos es muy recomendable tener una guía en la que se vaya explicando cada detalle del mismo ya que cada uno de ellos encierra una gran profundidad.

Cantos Marianos

Ya nos lo decía San Agustín:

El que canta, ora dos veces

La Iglesia siempre ha tenido muy presente a María en sus cantos desde el Salve Regina originalmente escrito en latín, al popular Himno de la Virgen de Fátima en memoria de la aparición de María a los tres pastorcitos portugueses.

Puedes encontrar diferentes cantos a María haciendo click aquí

Las peregrinaciones

Las peregrinaciones en honor a la Virgen María cobran fuerza entre los siglos V-VII principalmente en Nazaret, pero no es sino hasta los siglos XIV-XVII,cuando lograron su más alto esplendor y participación.

Peregrinar es ponernos en camino con toda nuestra vida para salir al encuentro con Dios y al servicio del hermano, tal y como hizo María cuando fue a ver a Isabel. Quien peregrina ora con los pies, y experimenta con todos los sentidos que toda su vida es un único gran camino hacia Dios; ¿y qué me mejor manera que hacerlo acompañados por María?

Peregrinar hasta la Basílica de la Virgen de Guadalupe, hasta los Santuarios de Nuestra Señora del Rocío, Virgen de Fátima, Virgen de Lourdes, o cualquier otra advocación mariana, es también una manera de manifestar públicamente nuestro amor y devoción a María

Advocaciones

En muchas ocasiones nos resulta más cercano o familiar acercarnos a María bajo alguna advocación especifica: Virgen de Guadalupe, Virgen de la Caridad, Virgen Macarena, Virgen del Buen Aire, Corazón de María, Inmaculada, Auxiliadora, Virgen del Rosario, Virgen del Pilar…

Cada una de estas advocaciones refleja algo de María: como nuestra Madre, como Madre de Dios, como nuestro Pilar, como nuestro Refugio, como nuestro Auxilio o Nuestra Caridad, Nuestra Esperanza…Bendito sea si nos acerca más a ella, y acercándonos más a ella, somos capaces de acercarnos más a Dios.

Cabe añadir que muchas de estas advocaciones pueden reflejar algo teológicamente  muy profundo, como por ejemplo: Arca de la nueva Alianza.
María es para nosotros el Arca de la nueva alianza que Dios quiere establecer con su pueblo. Esa nueva alianza es Jesús, encarnado en su vientre.

Acabemos con las palabras que el papa Benedicto XVI pronunció el 15 de agosto de 2011 en la solemnidad de la Asunción en relación a esto:

En el arca —como sabemos— se conservaban las dos tablas de la ley de Moisés, que manifestaban la voluntad de Dios de mantener la alianza con su pueblo, indicando sus condiciones para ser fieles al pacto de Dios, para conformarse a la voluntad de Dios y así también a nuestra verdad profunda. María es el arca de la alianza, porque acogió en sí a Jesús; acogió en sí la Palabra viva, todo el contenido de la voluntad de Dios, de la verdad de Dios; acogió en sí a Aquel que es la Alianza nueva y eterna, que culminó con la ofrenda de su cuerpo y de su sangre: cuerpo y sangre recibidos de María. Con razón, por consiguiente, la piedad cristiana, en las letanías en honor de la Virgen, se dirige a ella invocándola como Foederis Arca, «Arca de la alianza», arca de la presencia de Dios, arca de la alianza de amor que Dios quiso establecer de modo definitivo con toda la humanidad en Cristo.

Texto íntegro aquí 

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