Oración Lc 14, 1.7-14: ¿En qué puesto te sientas tú?
Indicaciones iniciales:
Preparamos el espacio en el que vayamos a tener la oración (sala o capilla) de forma agradable. En el centro colocamos la Palabra por la lectura que proclamaremos (si tenemos puede ir encima de un cojín o telas), al lado una vela grande y otras más pequeñas alrededor. Para esta oración será necesario colocar en los sitios, las copias de la lectura.
Materiales:
- Biblia
- Velas y cerillas/mechero
- Telas/cojín
- Bolígrafos
- Cuaderno o papel donde poder escribir personalmente
- Copias impresas de las lecturas
- Servilletas (una para cada uno)
- Música para poner de fondo. Altavoces.
Esquema:
- Introducción y canto
- Lectura del Evangelio
- Oración de eco y compartir
- Gesto
- Canto final
1- Comenzamos el tiempo de oración situando, ambientando a los participantes a que disfruten de este tiempo de gracia y de encuentro con Dios.
Para ayudar a esto, comenzamos haciéndonos dóciles al Espíritu, poniéndonos en sus manos, para que este momento sea de Dios y sólo de Él. Lo hacemos cantando Vengo aqui mi señor (letra y acordes aquí)
2- Anunciamos que vamos a proclamar el Evangelio. Nos levantamos para leer pausadamente la Lectura de pie, y de la Biblia:
Evangelio según san Lucas (14, 1.7-14):
En sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga:
“Cédele el puesto a este”.
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
“Amigo, sube más arriba”.
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».
Y dijo al que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».
3-Tras escuchar la lectura, dejamos un tiempo de silencio.
En este tiempo se invita a que cada uno personalmente, relea la lectura. En esta relectura si se desea se puede subrayar lo que más le haya llamado la atención, donde su mirada se ha quedado fijada. En definitiva, queremos que sea un tiempo para disfrutar de la palabra que se nos regala. Se puede poner música de fondo.
Cuando lo veamos oportuno, se les invitará a hacer oración de eco, esto es, decir en voz alta leerá aquel versículo, palabra o frase que le haya removido o llamado la atención.
Una vez finalice este compartir se puede incidir en las siguientes claves del evangelio:
Jesús en este pasaje se dirige directamente a los fariseos. Ellos se sentían más dignos que los demás, y de una forma muy sencilla les invita a ser más humildes. Nos invita también a nosotros hoy a no ocupar los primeros sitios, ni los mejores lugares, nos hemos de saber pequeños y débiles. Pero nos pide un dar un paso más, debemos estar dispuesto a servir, a preparar la mesa para el más pequeño, al más débil.
Si se puede tener un tiempo para compartir aquello que la lectura haya suscitado, algunas preguntas que pueden ayudar a este tiempo de compartir podrían ser:
¿En qué casos te sientes con más importancia que los demás? ¿Qué dificultad encuentras a la hora de servir al hermano? ¿Cómo podrías mejorar?
4-Gesto: ¿Con quién quieres compartir tu mesa?
Sacaremos en este momento el paquete de servilletas. Sabiendo que necesitamos la ayuda del Padre para compartir nuestra mesa, y a la luz de lo compartido y orado, cada uno de los participantes, tomará una servilleta, se acercará a la Palabra, y entorno a ella la colocará realizando una petición con la siguiente fórmula:
Señor, quiero compartir mi mesa con…
5- Este tiempo de oración finaliza acordándonos María. Ella es la maestra en la humildad, ella misma en el canto del Magníficat reconoce cómo actúa Dios: «derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes». Cantamos juntos el Magníficat (letra y acordes aquí )