Oración Lc 13, 22-30: Procurad entrar por la puerta estrecha.
Indicaciones iniciales:
Preparamos el espacio en el que vayamos a tener la oración (sala o capilla) de forma agradable. En el centro colocamos la Palabra por la lectura que proclamaremos (si tenemos puede ir encima de un cojín o telas), al lado una vela grande y otras más pequeñas alrededor. Para esta oración será necesario además colocar al lado un papel continuo en el que habrá pintado una puerta.
Materiales:
- Biblia
- Velas
- Telas/cojín
- Bolígrafos/Rotuladores
- Papel continuo en el que haya pintado una puerta
- Cuaderno o papel donde poder escribir personalmente
- Música para poner de fondo. Altavoces.
Esquema:
- Introducción y canto
- Lectura del Evangelio
- Explicación de la lectura
- Gesto
- Oración de petición
- Canto final
1- Comenzamos invocando al Espíritu Santo, que Él nos ilumine para comprender lo que la Palabra quiere decir hoy en nuestra vida. Sólo poniéndonos en sus manos podremos descubrirlo y ponernos a tiro de Dios para ir transformando poco a poco nuestra vida a su voluntad.
Para ello cantamos la
canción «Espíritu abre una grieta», los acordes y ritmo los puedes encontrar
aquí.
2- Anunciamos que vamos a proclamar el Evangelio. Nos levantamos para leer pausadamente la Lectura de pie, y de la Biblia:
Evangelio según san Lucas (13,22-30):
En Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.
Uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?».
Él les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo:Señor, ábrenos; pero él os dirá:“No sé quiénes sois”.
Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.
Pero él os dirá:“No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».
3-Tras un tiempo de silencio, se dan las claves de esta oración:
No podemos evitarlo, en múltiples ocasiones nos puede nuestro egocentrismo, incluso cuando de nuestra relación con Cristo se trata.
Esto no es nuevo, vemos que lo mismo le ocurría a los discípulos y personas que le seguían. Su mayor inquietud: ¿quién se va a salvar? Que implícitamente podemos leer, Señor, ¿me salvaré yo?
Probablemente, quién hizo esta pregunta, como buen judío que sería, estaría esperando una respuesta que dijera: vosotros, que sois mi pueblo elegido. Sin embargo no se encuentra con una respuesta sencilla. En su lugar, le dice que hay tendrá que esforzarse, que no por ser del pueblo elegido está todo hecho…
Nos dice lo mismo a nosotros hoy, nadie puede darse por salvo, ya que sólo Dios es el que salva. No por llamarnos cristianos lo tenemos todo hecho, al contrario, tenemos un largo camino por delante. Jesús nos lo dice bien claro: Esforzaros por entrar por la puerta estrecha. Alejaos de mi todos los que obráis la iniquidad.
Insiste en que la puerta es estrecha, y esto significa que el camino es exigente, requiere sacrificio, esfuerzo, y sobretodo olvidarnos de nosotros mismos… para servir siempre a los últimos, como enseñaría Jesús más tarde en la última cena.
4-Gesto: ¿Por qué se estrecha tu puerta?
Hemos visto, como el Señor nos advierte que la puerta es estrecha. Más concretamente somos nosotros mismos, con nuestras actitudes y acciones quienes nos estrechamos la puerta…
En un tiempo de silencio, en el que si queremos podemos poner música de fondo, pensamos aquello que nos hace que la puerta sea más estrecha. Para ayudarnos, podemos escribir en un papel o un cuaderno personal de oración si disponemos de él.
Una vez pasado este pequeño tiempo, se les invita a levantarse y con los rotulares (que acabaremos de colocar al lado del papel continuo), escribirán dentro de la puerta aquello que han orado: todas esas acciones, actitudes y comportamientos que hacen que la puerta se haga más estrecha.
Cuando se haya acabamos, veremos, que con todo lo que hemos escrito, verdaderamente la puerta se ha estrechado.
Si se ve conveniente se puede dejar otro tiempo de compartir lo orado en este tiempo en pequeños grupos.
5- Tras esto, y con la fórmula: Padre, ayudame a…. invitamos a todos a pedir a nuestro Padre que nos ayude a quitar de nuestra vida todo lo que nos hace estrecharnos la puerta, ya que sólo de la mano de Aquel que nos ama, podremos trabajar en derribar «nuestras estrecheces»
6- Este tiempo de oración finaliza acordándonos de nuestra Madre, ella que supo mantenerse fiel siempre hasta llegar al pie de la cruz y que nos enseña a ser siervos por amor y servidores de la humanidad. Cantamos juntos la oración Siervo por amor (pincha
aquí para la letra y acordes). Si se prefiere se puede acabar rezando un Ave María.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Relacionado